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Lxs norteñxs disidentes somos el tumbette

Decenas de comentarios inundaron mis obras en tiktok con la palabra ”tumbette” si bien es un término que ya conocía (tkm abrazos y besos en el fundillo a le hot plebe) me dio quebrada de repensar mi producción.


Yo crecí en una ciudad al norte del país Mexicali, donde no hay mucho edificio.Una  ciudad puesta en el desierto , donde hay mucha cheve y las carnes asadas reinan los domingos. De morrilla yo no sabia que era disidente sexual o no lo reconocía, pero la palabra marimacha y desviada me perseguían constantemente. Durante toda mi infancia, adolescencia y una parte de mi adultez los deportes masculinizados fueron un pilar importante en mi vida entonces yo cumplía con todos los requisitos para serlo, pero la bandera heterosexual siempre fue un escudo que me convertía en la excepción (esa de yo no soy como las demas)


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Mientras que en mi familia, las tradiciones de hacer carne asada todos los fines de semana, donde las mujeres se recluyen en el interior y los hombres hacían la carne en el fuego, la cerveza y sudando.A mi siempre me pareció un ritual íntimo de cuidados, eso que llegamos a llamarle femenino. Siempre asocie a la persona que hacía la carne con la estrella del evento, quien tiene la batuta; el que tiene el derecho a delegar tareas: traeme una cheve, cambia la canción, tu chamaco prende el carbón. Prender el carbón es un ritual de iniciación, recuerdo cuando le pedían a mi hermano menor que lo hiciera.A mi nunca me lo pidieron me hubiera encantado que lo hicieran, aunque yo siempre estuve en todas las borracheras y me quedaba con mis tíos.


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 Por allá de la secundaria empecé a escuchar corridos yo sola , sin que mis tíos los pusieran o mi abuelo, Gerardo Ortiz fue mi muso por mucho tiempo por que el es nacido en Mexicali con Sangre de culiacan, pos me sentía identificada, la neta.



Pienso mucho lo que hago como si mi  infancia estuviera sanando, lo que me hubiera gustado haber visto, o en muchas ocasiones era lo que pensaba. Hablar de lo norteño pero rompiendo los binarios, pienso en que me hubiera gustado ver a mi abuelo hacer las tortillas y a mi abuela afuera disfrutando de la peda.No digo que mi abuela no disfrutara pero siempre la vi dentro de la casa ocupada, atendiendo a otros, cuando ella era la de la fiesta, quien traía el ambiente y claro la mas reatona.


Más allá de una corriente estética, para mí el tumbette es una resignificación para quienes vivimos en el norte rodeado de sus estereotipos y ahora tenemos el placer de romperlos, deshacerlos y reivindicar. 




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